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EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN AMBIENTAL


      La educación ambiental se inicia en 1968, al destacarse como un movimiento innovador. Algunas naciones y organismos internacionales expresan la necesidad colectiva de organizar una educación relacionada con el medio ambiente, para que el entorno se apropie sobre bases correctas de utilización y conservación de los recursos, guardando equilibrio en el ambiente.

   Por lo cual se puede lograr definir la educación ambiental como: Un proceso continuo y permanente, que constituye una dimensión de la educación integral de todos los ciudadanos, orientada a que en la adquisición de conocimientos, en el desarrollo de hábitos, habilidades, capacidades y actitudes, y en la formación de valores, se armonicen las relaciones entre los seres humanos y de ellos con el resto de la sociedad y la naturaleza, para propiciar la orientación de los procesos económicos, sociales y culturales hacia el desarrollo sostenible.

         Uno de los aspectos fundamentales de la educación ambiental consiste en reafirmar el sentido de pertenencia e identidad del ciudadano respecto al espacio geográfico donde se desenvuelve; lo anterior favorecerá la formación y práctica de valores, la modificación de conductas y la creación de un respeto al medio natural y sociocultural.

     Debido a esto en la educación superior es importante dar una excelente educación ambiental ya que como bastión del conocimiento permite encabezar la búsqueda de soluciones a la compleja problemática ambiental, pues al incorporar cuestiones ambientales en la formación de los profesionales crea conciencia y mayor responsabilidad sobre el impacto que las prácticas profesionales generan en el ambiente. Una educación basada en el conocimiento ambiental fortalece las acciones para contribuir a la transformación de la población y la preservación ecológica (flora, fauna y ecosistemas) del planeta. Con esta medida, se espera minimizar a futuro los problemas que ha provocado la crisis ambiental en el nivel mundial. Constituye un reto, en particular para las universidades, porque la agudización del deterioro ambiental y el aumento de desastres ecológicos de magnitud inimaginable han sido, en el mayor número de los casos, generados por el ser humano. 

        Las universidades deben jugar un papel mucho más activo en el proceso de transición hacia las sociedades sustentables, por la importancia que poseen en la formación profesional, la investigación científica y la difusión de la cultura en las sociedades contemporáneas. Existe un rápido crecimiento del número de jóvenes que acceden a los sistemas de Educación Superior, hecho que convierte a las universidades en escenarios privilegiados para la construcción de modelos sociales y económicos cada vez más sustentables. El lugar que han de ocupar estos nuevos profesionales en los medios laborales del futuro constituyen una fuerza de cambio importante para afrontar los retos del desarrollo sustentable a escala global. De allí nuestra propuesta de un educador ambiental universitario para insertarse no sólo como un profesional en la sociedad sino como un gestor ambiental, que incorpore nuevos estilos de vida y códigos profesionales, principios y fundamentos inspirados en las buenas prácticas ambientales. 

       Los distintos niveles de enseñanza, desde la educación primaria hasta la universitaria, han respondido al reclamo de piensa globalmente y actúa localmente. Así, ambientalizar la universidad no es una consigna de los momentos actuales, es una necesidad, si se tiene en cuenta que en ella estudian y se forman los futuros profesionales que tomarán las decisiones del mañana. Se reconoce que en los últimos años las universidades han creado posgrados, diplomados, especialidades etc., reiterando la necesidad de instrumentalizar estrategias y acciones de distinto nivel y alcance en relación con las temáticas ambientales.



   Entonces para dar un conocimiento ambiental amplio y excelente dentro de las universidades se debe tener un plan de estudios o currículo que abarque el tema ya que el el currículo, de acuerdo con Pansza González (1993), es una serie estructurada de conocimientos y experiencias que se articulan intencionalmente con la finalidad de producir aprendizajes que se traduzcan en formas de pensar y actuar frente a los problemas concretos de la vida social y la incorporación al trabajo.

        Por consiguiente. para ambientalizar el currículo es necesario incorporar la dimensión ambiental de manera transversal en todos los planes de estudio, así como promover nuevos estudios interdisciplinarios: licenciaturas en Ciencias Ambientales, posgrados en Sistemas de Gestión Ambiental, doctorados en Medio Ambiente, etc. introducir la problemática ambiental en el currículo y gestión universitaria ha tenido diferentes grados de profundidad, amplitud y éxitos en su aplicación. las experiencias revisadas denotan que el tratamiento dado a la problemática ambiental abarca desde el informativo puramente ecológico, hasta el de una temática global, abarcando tanto aspectos curriculares, como de gestión universitaria, pero sobre todo, con una estrategia participativa.


      Por otra parte, el desarrollo de la educación ambiental para la sustentabilidad como campo de conocimiento en las universidades, debe partir de la formación de los profesores; siempre debe prevalecer en el cuerpo docente: competencia, profesionalismo y dedicación. Preparar a los docentes en los aspectos didácticos y metodológicos de la enseñanza no es suficiente, porque lo común es que el profesor se dedique a la enseñanza, con el propósito de generar un ingreso más y así aumentar su economía personal. En la realidad, la mayoría no lo hace por vocación y mucho menos con la capacitación indispensable para realizar la tarea docente.



Comunicación Ambiental


      La comunicación ambiental es un recurso necesario para captar la atención de los diversos públicos sobre los problemas ambientales presentes y potenciales y resaltar las oportunidades de un manejo adecuado del ambiente. A nivel universitario es importante lograr la efectividad de las acciones ambientales, por lo que han de identificarse a los actores claves que contribuyan con elementos de juicio y fundamentos racionales en la planificación, puesta en marcha, seguimiento y apoyo a procesos de recuperación, mejoramiento y “gestión racional de los factores que caracterizan el ambiente, el desarrollo a escala humana y la calidad de la vida, con el compromiso y participación activa de todos los miembros de la comunidad” (Tréllez, 1995, p. 133).

      Asimismo la comunicación ambiental, según lo ha identificado Solano (2004) puede contribuir entre otros aspectos a: 

1. Desarrollar actitudes en las personas y grupos sociales, basadas en la adquisición de valores sociales que les impulse a participar activamente en la protección y mejoramiento del ambiente 

2. Descubrir y cultivar las aptitudes de las personas para resolver problemas ambientales, por sí mismas o actuando colectivamente. 

3. Desarrollar la capacidad de evaluación, sentido de responsabilidad, en las personas y grupos sociales, para evaluar los recursos, en función de factores ecológicos, políticos, económicos, sociales, estéticos y educacionales. 

       Por consiguiente, es importante utilizar el recurso de la comunicación ambiental en la capacitación de la comunidad universitaria que permita contribuir a que la sociedad evalúe su situación ambiental y los factores que la producen y, consecuentemente, adoptar las medidas requeridas para solucionar los problemas ambientales y recuperar el equilibrio dinámico en las relaciones sociedad–naturaleza. 



Mas información consultar:
http://www.crim.unam.mx/drupal/?q=node/394
http://kanazuma.blogspot.com/2011/01/323-educacion-ambiental.html
http://revista.inie.ucr.ac.cr/uploads/tx_magazine/ambiental..pdf



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